Análisis económico y político del Japón del S .XX


En 1905 como consecuencia de la guerra ruso-japonesa y el tratado Portsmouth se produjeron los primeros signos de patriotismo que provocaron disturbios que auguraban lo que se produciría en las décadas siguientes. De esta forma el gobierno empezaba a no tener ni consentimiento ni representación popular configurándose las rebeliones contra los gobernantes, alegando un nacionalismo mas fuerte que el del estado con el apoyo ideológico de la figura del emperador (y el ejercito) como valor nacional e inalterable y con los gobernantes como traidores que deben ser derrocados[1].



En 1923 Takaaki Kato aprobó una ley que daba el voto a todos los hombres mayores de veinticinco años con un ingreso seguro, este hecho fue algo esperanzador para aquellos que promovían la libertad, aunque a continuación se aprobó la ley para la preservación de la paz que declaraba la ilegalidad de manifestarse en oposición al kokutai (la esencia nacional), con este marco político los comunistas y socialistas radicales podían ser condenados a años de cárcel (hasta 10!).

En los inicios del Japón contemporáneo, durante las primeras décadas del s.XX, las corrientes de pensamiento en Japón eran una versión del idealismo alemán, donde se buscaba la esencia de los japonés como un híbrido en que se mezclaba el Zen con Hegel, Nietzsche y surgio la fusión del sujeto y el objeto con el pensamiento de Nishida. Que el gobierno hábilmente utilizo para publicar un tratado en 1937 “Kokutai no Hongi (Fundamentos de la esencia nacional)” e introducirse en la consciencia social del pueblo y legitimar sus acciones, de manera que fueran incuestionables y el sujeto japonés se disolviese en el objeto imperial. Consecuencia de ello fue la segunda guerra mundial y las victimas que en ella se produjeron, la aparición de “kamikazes” y el gran índice de suicidios que se arrastra hasta nuestros días. El texto invitaba al individuo japonés que abandonará sus «pequeños egos» y «buscaran en el emperador» la fuente de su existencia. Los japoneses, en la pureza de su espíritu, eran superiores a todas las demás naciones y “completamente diferentes en [su] naturaleza de los llamados ciudadanos de las naciones occidentales”.

La visión de un gran sector del pueblo japonés desde la redacción de la constitución Meiji, era que los Oligarcas habían limitado el poder político del emperador engañando al pueblo japonés. De manera que ahora lo que se necesitaba para devolver el poder al emperador era un golpe de estado y eso es lo que sucedió. El golpe se justificaba para que se liberase al “individuo-pequeño ego” y lo identificase con el “emperador - nación - gran ego” para ser absorbido. A continuación de la nación imperial se devenía el nirvana, dando así una razón para morir por el país. la propaganda de la unidad nacional y del culto al emperador y los sentimientos que se suscitaban de estos pensamientos fueron atrayentes para Kita Ikki y también para los jóvenes del ejercito, dejando a los liberales entre la izquierda radical y la derecha violenta, mientras que los comunistas y los socialistas cada vez eran menos y el pensamiento del orden y la unidad nacional era lo mas importante y principal poniendo en la consciencia de la sociedad civil la peligrosidad del marxismo y la democracia social e implantando la preservación del orden y la armonía como algo dependiente de la homogeneidad racial, la disciplina militar y la reverencia al Emperador, admitiendo y tolerando la censura ya que “Todo lo demás era subversivo y causa de discordia y llevaría al egoísmo y al caos”.

Junto con este marco de pensamiento, la industria pesada se desarrollaba rápidamente reflejando el gasto militar y la disminución de importaciones para reducir costes. Este desarrollo industrial, apoyado con el pensamiento inculcado por el Estado y las fuerzas militares justificaron la expansión japonesa para la obtención de carbón y hierro a precios asequibles.

El sistema de planificación y control para equilibrar la oferta y la demanda no dio sus frutos y el gobierno no supo valorar las prioridades económicas. El ejército y la marina reclamaban que sus necesidades fueran en primer lugar mientras los hombres poderosos de la Corte y el Ministerio de Exteriores (en desacuerdo con los militares) ponían al comercio exterior por delante de la expansión territorial.

Las fuerzas armadas se encontraban en la guerra en China y cada vez necesitaban más material como el acero, para ello se necesitaba capital, mano de obra y capacidad industrial que entonces no se destinaría a las industrias de consumo, poniendo en peligro las exportaciones. Conseguirlo solamente era posible a costa del capital, la mano de obra y la capacidad industrial que de otra manera se hubieran destinado a las industrias de consumo. A su vez, esta situación ponía en peligro dos cosas las exportaciones[2] y el nivel de vida de la población civil. Las municiones para la guerra en China y la expansión de los recursos para una confrontación con Estados Unidos y Rusia provocaron grandes confrontaciones. La expansión era justificada por la necesidad de recursos y para mantener el sentimiento nacionalista y la identificación como seres superiores que había sido introducido en el pensamiento consciente e inconsciente de cada uno de los japoneses. Al producirse la expansión modificaron las relaciones de Japón con el exterior, en 1940 intimidaron a los franceses de Indochina para que les facilitaran a las tropas y a la aviación japonesas instalaciones que iban a ser hipotéticamente utilizadas contra China. En 1941 Francia les concedió privilegios económicos. Pero los holandeses de Indonesia con el respaldo de ingleses y americanos, rechazaron las exigencias japonesas de más petróleo. En este contexto hostil empeoraron las relaciones con Estados Unidos que realizaron un embargo provocando la crisis de Japón obligándoles de algún modo a entrar en guerra.

Si tenemos en cuenta el pensamiento que le fue inculcado a la población civil por parte del gobierno, y el gran peso militar que se mantenía dentro del poder, se entiende sin duda la entrada en guerra, si a eso añadimos la necesidad de recursos del Japón industrializado, encontramos la justificación de las maniobras imperialistas y agresivas que realizó Japón en este período histórico, sin margen para maniobrar de otro modo, a mi parecer era la única vía a tomar, ya que la población apoyaba al gobierno y la presencia militar era demasiado grande, todo ello configuraba un entorno sin posibilidad de vuelta atrás.


[1] La demanda de derechos políticos en el interior puede coexistir con bastante armonía con exigencias imperialistas en el exterior. Pero este es un juego que ambas partes pueden jugar; las autoridades también pueden usar el sentimiento nacionalista en contra de los liberales.

[2] Las exportaciones -de textiles, por ejemplo- que constituían el único medio que tenía Japón para pagar las importaciones de materias primas estratégicas (como el petróleo, hierro y carbón)

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